viernes, 11 de junio de 2010

"¡Ay mare!"

Antes de empezar un aviso: Esta entrada no tiene nada que ver con las anteriores. No es algo que me ha pasado redactado como si os lo contase en un bar con una cerveza en la mano. Es más bien como un mail para informaros de que hoy las cosas han cambiado...

Ahora que todo parecía que funcionaba con normalidad (alguna borrachera, el TATA en pleno rendimiento, trabajando en cosas de ingeniero, "portuñoleando" lo suficiente como para que se me entienda y entender a la gente,etc) ¡ZASCA!

Después de ausentarse unos días mi supervisor ha hablado conmigo para ponerme al día sobre lo que ha estado haciendo en Munich (en la feria Intersolar) y ver como afectaba eso al trabajo que yo estoy desempeñando. Bueno, cuando todo esta claro, la pregunta:
- ¿Hasta cuando te quedas?
- Pues si no me amplían la beca hasta el 19 de Julio, porque sin dinero no me puedo quedar. Y parece que está la cosa mala para que me amplíen la beca.
Pone cara pensativa, después cara de "eso es poco tiempo" y luego de haber encontrado una solución.
- ¿Tú tienes interés en realizar la tesis con nosotros? Porque nosotros sí que tenemos interés en que hagas un trabajo para la empresa que te sirva de tesis.
- "¡Ay mare!".
Le explico que tengo que hacer exámenes en septiembre y que no sería una tesis, sería un proyecto de final de carrera.
Parece que esta información se la suda bastante.
- ¿Pero tienes interés o no? Habla con quien tengas que hablar de tu universidad y juntos decidiremos un guión de Tesis.
Y dale con lo de tesis. Pero a lo que voy. Me están ofreciendo volver en septiembre para hacer el proyecto de final de carrera. ¿Seis meses? ¿Un año? Quien sabe.
Pues eso. Que tengo que decidir si en julio vuelvo a Castellón o solo hago una visita de dos meses.

Se admiten comentarios más que nunca.

Saludos y besos.







miércoles, 21 de abril de 2010

1ª Semana. Un día cualquiera.

- ¡Pipipí pipipí!

En algún momento entre las 7.15 y de 7.45 de la mañana decido levantarme. Me dirijo hacia la cocina. En el trayecto cama-cocina aprovecho para quitarme las legañas con la mano izquierda y rascarme los… bueno, y rascarme con la otra.

Según el día de la semana pueden pasar dos cosas. Puedo tener la ducha ocupada por Ruben (no sé si se escribe así) o puedo cruzarme con Chicasinnombre. A día de hoy ya se su nombre, pero durante la primera semana solo nos hemos dedicado intercambiar un par de “bom dia” y a jugar al escondite.

-¡Coño! Siempre pago yo.

Jugamos cuando llego a casa. Chicasinnombre me espera ansiosa para empezar. En lugar de contar hago ruido con las llaves. Y en lo que tardo en abrir la puerta ella tiene que esconderse. Es una cracka jugando a esto. No hay manera de pillarla.

Es curioso como Ruben se las ingenia para entrar y salir del cuarto de baño sin que yo me cruce con él. Y también es curioso que solo me cruzo con Chicasinnombre los días que Ruben no está en la ducha. ¿No os parece.... misterioso? Haré un estudio a lo Iker Jimenez.

Pues nada, me limpio por fuera y por dentro (si antes no he dicho huevada ahora no puedo decir cagar. Aunque total, ya he dicho coño), pillo la fiambrera con el “papeo” (ahora todo el mundo dice “taper”, cosas), y ¡al TATA-móvil!

Arranca, frena, pita. Pita, arranca, frena. Pita, pita, frena, recoge el periódico gratuito, arranca. Y en media horita estoy en el curro.

En realidad el tráfico es bastante fluido. Además, discrepo enérgicamente sobre la creencia popular de que los portugueses conducen mal. Se conduce peor en Valencia por ejemplo (no se me vaya a enfadar nadie). En Lisboa solo tienes que acostumbrarte a que te pasen los coches cerquita y a pasar tú también cerquita de los otros coches.Y digo cerquita, porque si lejisimos es más lejos que lejos, cerquita será más cerca que cerca, ¿no? Me refiero a que en Lisboa los coches no llevan pegatinas porque se las arrancan de unos a otros al pasarse cerquita.

Y bueno, la verdad es que todos los días hay un accidente en el camino que hago de casa al curro… Igual sí que conducen un poco mal. Pero, en su favor diré que son más civilizados. La gente te deja cambiar de carril para tomar una salida o para incorporarte en la autovía desde un carril de aceleración. Y no se amontonan como en España.

- No sea cosa que se me ponga un coche delante y llegue 2 segundos más tarde a mi destino.

Al llegar al curro. Saludos poliglotas.

- Bom dia. Buenos días.

Y ¡ale!, a practicar inglés. Objetivo: inversores italianos y citas con empresas chinas en la Expo de Shanghái. Teléfono en mano he descubierto dos cosas. Que los italianos no hablan inglés.

- Tuuuut, tuuuuuuuut

- Pronto?

- Buongiorno. Do you speak engl…

- tutututututu…

Y que los chinos entienden perfectamente el inglés, pero no se les entiende un carajo al hablarlo.

- Good afternoon. Do you speak english?

- Yes. Caca culo pedo pis. (Descubre el mensaje oculto. Jejeje)

No sé si me explico.

Por otro lado, voy conociendo a la gente del curro a base de comidas en plan picnic. Si hace bueno comemos en la solecito "tiraos" en la hierba. Me han prometido una cena de empresa en breve.

-¡Yuju! ¡Ole! ¡Fiesta! (y ahora con voz contundente) Que así sea.

A las 18.00h o 19.00h suelo llegar a casa en función de cuanto me entretenga, los compañeros a la salida, el tráfico o la visita al CONTINENTE para comprarme esa cosa tan importante que siempre se me olvida.

En casa comparto alguna cerveza y conversación en “portuñol” o “espagues” y a veces incluso mesa para cenar y cena. Poner alguna lavadora, lavavajillas, esas cosas. Y prontito a dormir que al dia siguiente hay que madrugar.

- Até amanhã.

Nota: La botella de ronmiel sigue viva.

domingo, 11 de abril de 2010

Paseito en coche por la "contornà"

Dia 3. 9 de abril de 2010.

Buenos días. Me levanto a las 7.00h para tener tiempo de pegarme una ducha y coger el coche antes de que empiecen a cobrarme por tener el coche aparcado en la calle. Sí, en Lisboa también se paga por aparcar en la calle. Y sí, también hay gorrillas enseñándote un sitio que tú ya has visto pretendiendo una dotación económica libre de impuestos por ello.

El caso es que me volvía a enfrentar a una carretera desconocida para llegar a una empresa que en googlemaps daba la impresión de estar en medio de la nada. Hablé por teléfono con un chico muy amable y “apañao”, que cuando lo pille se le van a quitar las ganas de explicar cómo llegar de un punto a otro en coche.

Sus indicaciones fueron:

1- Salir de Lisboa por la A5.

2- Tomar la salida de Oeiras.

3- Gira 270 grados en la primera rotonda.

4- En la siguiente tomas dirección hacia Porto Salvo.

5- Tomar la salida hacia Porto Salvo.

Indicaciones claras, concisas y precisas.

- ¡Cojonudo!

Lo malo es que con esto no llegas a la empresa (y que te metan por el culo un palo). Seguí exactamente sus indicaciones. ¿Qué conseguí? Pues es más que evidente. Llegué a Porto Salvo. Lamentablemente no me dieron un pin ni nada por llegar a un destino que no era el deseado. Segunda vez que me pasa, acordémonos de Fuencarral.

Mi llegada al pueblo donde me había enviado fue sobre las 9.15h. Hasta las 10.15h pregunté a casi un par de medias docenas de personas (así parecen más) y nadie conocía la empresa. Hice turismo por la zona visitando Oeiras, el ya mencionado Porto Salvo y mi favorito Paço de Arcos. ¡Ay! Bonitas calles y plazas, totalmente vacías y a nadie a quien preguntar.

Entre pueblo y pueblo la distancia aproximada es de…mmm… en kilómetros no sabría decir, pero los de Castellón podemos entendernos de otra manera: unas dos rotondas entre pueblo y pueblo. Vamos que aun no has salido de uno y ya casi te has pasado el siguiente.

A las 10.15h me rendí, paré enfrente de un CONTINENTE (allí lo ponía así y en rojo) y decidí llamar a la empresa.

Primer intento. Comunicando.

Segundo intento. Comunicando.

Tercer intento. Silencio (…) comunicando. (¡caaasi!)

- ¡Joder! Sí que se comunican en esta empresa. ¡Anda! De ahí lo de comunicando.

10 minutos después, el cuarto y definitivo intento.

(A partir de aquí la conversación fue en inglés y por lo tanto está escrito en inglés, pero es inglés escrito subtitulado. Me sobra presupuesto).

- ¿Hola? ¿Puedo hablar con Catarina?

- Sí. ¿Quién es?

- Soy Víctor, el estudiante español.

- Un momento.

(Como cansa leer conversaciones largas y complejas en inglés. Y eso que está subtitulado. Tranquilos, volvemos al español).

- Hola Victor.

- Catarina te he dicho mil veces que Víctor se dice con tílde en la i.

- Pero si estamos hablando…

Mmmm. Perdón, vuelvo a la realidad.

- Hola Víctor. ¿Cómo estás?

- Perdido.

- Me lo imaginaba. ¿Dónde estás?

¡Qué maja! Se imaginaba que estaba perdido y ahí tenían el teléfono ocupado dándole a la sinhueso.

- Pues en el continente.

- Eso ya me lo imagino. Especifica un poco más.

- Perdón. Delante del CONTINENTE.

Veis como las mayúsculas son importantes. Perdón, vuelvo a la realidad (again).

- ¡Uuuuff!

- ¿Uf? Estoy muy lejos. (Con más miedo que sorpresa. Fijaos que el “estoy muy lejos” no es una pregunta)

- Sí.

- Voy en coche. (para mis “adentros”: que no sea muy muy muy lejos).

- Aaaah bueno.

Y a partir de aquí, dicho y hecho. Me lo explicó, y antes de que me diera cuenta hallé mi destino.

Llego a la empresa.

-¡Uy! Si tenemos segurata y todo.

Un pastor alemán precioso de cara triste que cuando me vio ir decidido hacia la entrada se fue para dentro como para chivarse de que entraba un desconocido.

Lo primero que se ve al entrar es el taller (bueno, lo primero que vi fue un “typical english man” de cabellos blancos y mofletes sonrojados, con una panza que desvela su pasión por la cerveza) y luego unas escaleras que llevan a dos plantas de oficinas prefabricadas.

Hablé con mi supervisor. Un tío joven, majo e ingeniero industrial.

- ¡Mierda! Éste sabe lo que se supone que yo debería saber.

Quiero decir, que no es que el tenga los conocimientos que yo debería tener (que también), sino que tiene el conocimiento de qué conocimientos yo debería tener. Creo que lo he liado más.

Me trataron muy bien. Me presentaron a todo el mundo. Por supuesto, no recuerdo el nombre de nadie más que de Luisito. Pero de lo que sí me acuerdo es que hay tres españoles.

-¡Toma!

Dos son mujeres Erasmus que viven el Lisboa. ¡Yuju! Ejem. (…) Esto… les comenté que no tenía internet y que necesitaba buscar piso (mira como cambio de tema). Se nota que son gente inteligente porque en seguida ataron cabos y me ofrecieron un ordenador para que buscara ofertas en internet.

- ¿Sí? ¿De verdad? ¡Oh, gracias! ¡Qué buena idea! A mí no se me hubiera pasado por la cabeza nunca (mucho énfasis en este nunca) pediros un ordenador de aquí para buscar piso.

Busqué unos cuantos pisos, envié unos cuantos mails ofreciéndome de huesped y me fui para el hostal.

Al llegar al hostal el cable de red había menguado de 40cm a 0 cm. De manera que no podía ver si alguien se interesaba por mi oferta de compañero de piso español, alto, guapo y esbelto, no fumador, deportista, amigo de sus amigos, galán y respetuoso con las mujeres, extrovertido y correcto, defensor de las ballenas y enemigo de la violencia en cualquiera de sus formas. Vamos un “xicot templat y traballaor” de los de toda la vida. De manera que decidí utilizar el método tradicional, periódico y teléfono.

A las 5.30h, cuando tuve todo lo necesario me senté a tomar un sandwichaco de atún y un zumico y empecé (y acabé, ahora veréis porqué) a llamar a todos los números de los pisos que podían interesarme. Primera llamada.

- Hola.

- Olá. (Los subtitulos de portugués no están instaldos. Perdón por las molestias).

- L l a m o p o r l o d e l a n u n c i o. (Es para transmitir la sensación de hablar lento)

- Não falo espanhol. Do you speak english?

(Subtitulos on)

- Sí. Llamo por lo de la habitación que alquiláis. ¿Está libre para ya?

- Sí. Si quieres puedes verla hoy mismo.

Y nada. Fui a ver el piso y me encuentro a dos personas trabajando como locos delante del ordenador con el Autocad abierto. Arquitectos Sergio, ¡arquitectos! (a lo “¡Alemanas!” de José Luis López Vázquez). Me cayeron bien y decidí quedarme.

Para celebrarlo, cerrando el día y la entrada en el blog, decidí cenar en uno de esos sitios de cerca de la pensión en que estaba que te clavan un poco, pero que está de muerte. Revuelto de bacalao. “Meleta”. Hablando de meleta…

Nota: La botella de ronmiel sigue viva.

Una última cosa. Explicación para llegar de Lisboa a la empresa:

- Se coge la A5 y ¿pa donde pone Taguspark?

- Sí.

- Pues ahí.

¿Es para matarlo o no es para matarlo?

sábado, 10 de abril de 2010

Internet casi sin cables

Día 2. 8 de abril de 2010.

Salgo de Madrid a las 8.30h. Soy un inútil. Contando con el cambio de hora tenía que llegar a las 18.00h.

- Como en Portugal es una hora menos tengo una hora menos para llegar.

Pues eso. Inútil.

Cuando me doy cuenta de que lo que tengo es una hora más decido parar tranquilamente en Badajoz a comprar tabaco, que me han dicho que en Portugal ser fumador sale caro. Entro en Badajoz, aparco legalmente al lado de un estanco y compro un cartón de Nobel. Ha sido tan rápido que no me ha dado tiempo de perder tiempo… igualito que para entrar a Madrid.

A 97 km de Lisboa, ya en Portugal, paro por dos razones, el depósito del coche estaba vacío y el mío lleno (que sutil). Arreglo ambos problemas, pero al vaciarme siento la necesidad de volver a llenar el gaznate. En las transacciones comerciales realizadas en esta parada me doy cuenta de que hay portugueses que no saben español (obvio) y que te hablan como si todo el mundo supiera portugués (no tan obvio). A base de señales y “cabotás” consigo todo lo que quiero. Un bocata y un agua.

Tras conducir un rato por una carretera de puta madre, pero desértica: Llegada a Lisboa.

- ¡Pedazo de puente guapo que se han cu… ¡Frenazooooooooo!

Decido dejar de mirar el puente y mirar a la carretera. Llego a mi destino dos horas antes de lo esperado. Son las 16.00h en Portugal. La dueña del alojamiento estaba en el médico, así que una señora vieja, fea, gorda, pero atención, sin bigote me atiende. Me enseña mi habitación y me da las llaves. Sin mediar palabra se pira. Yo me acuerdo de cuando quemábamos posadas jugando a rol. No me preguntes porqué chico, pero me vino a la cabeza.

Pues nada. Llevo las maletas al antro que me han endosado por internet. Subiendo la maleta a un segundo con entresuelo y sin ascensor (que ya podría haber sido al revés) se me pasa por la cabeza la idea de dejar de fumar. Pero con un cartón de tabaco recién comprado sería tirar el dinero. La habitación mejor de lo esperado. Tiene lavabo, ducha y (¡al loro!) bidet. Pero la zona común es un pasillo, no hay tele y no hay wifi.

- No tengo wifi. ¿Cómo busco piso yo ahora?

Salgo a la calle y pregunto a un Policía más feo que un pie por algún cibercafé o algún sitio con internet. No tiene ni puta idea, pero se la juega y me manda a tomar por el culo. Sigo sus indicaciones, me recorro los alrededores de Marques Pombal y alrededores de alrededores de Marques Pombal preguntando a todo cristo sin que nadie sepa nada de cibers ni nada parecido. La verdad es que me sirvió para hacer una visita turística de la parte vieja de Lisboa. Me perdí medio adrede y acabé en un mirador que mola mil. No hice fotos. Uno no puede cambiar así de la noche a la mañana Pablo. Al final dije:

- ¡Hasta los huevos! Voy a tomarme una birra y algo típico de por aquí de papeo.

Dos medios litros de cerveza y un platazo de caracoles que no se lo salta un caballo de carreras. A gloria me supo. Además me hice coleguilla del camarero que me indicó un sitio donde sí había wifi (o al menos debería) y a solo un minuto de donde pregunté al policía.

Me fui contentísimo para allí ya que tanto mi cuerpo como mi mente tenían lo que necesitaban. Al llegar me dicen que ahora ya no tienen wifi y me mandan (one-more-time) al sitio ese donde dan por el culo a buscar la wifi.

Preguntando, preguntando... encuentro un café en el que tienen un ordenador y por fin consigo internet. Pero solo durante 20 minutos porque tenían que cerrar. Pero tranquilos, consigo contactar con la dueña de la pensión. Me atiende muy amablemente y me da un par de contactos para buscar piso compartido. Además le comento que se suponía que con la habitación venía “internet de serie”. Y me dice que wifi no tiene, pero que me deja conectarme al cable en la zona común. El cable asoma unos 40 cm por debajo de una puerta. Yo lo he bautizado como wire-nearly-less. El problema es que en la zona común no hay enchufes y que mi batería dura poco más de hora y media. Desde ahí he hablado con alguno de vosotros y he podido contestar algunos mails y comentarios del facebook. Lo de buscar piso lo dejé para el día siguiente que había quedado con los de la empresa y esperaba que me echaran una mano.

Me acosté temprano que tenía que madrugar.

Nota: La botella de ronmiel sigue viva.

No necesito GPS

Día 1. 7 de abril de 2010.

Me levanto temprano para hacer algo importante. No recuerdo ya ni la hora exacta ni que era era tan importante, supongo que la maleta. Mis padres deciden que se come chino, comida típica del país para despedirse de España. Con el estomago más lleno de lo necesario para conducir, y sorprendentemente a la hora prevista, me subo en el Tata y parto raudo hacia Madrid. Con la guía de viamichelin imprimida y con un par de viajes ya hechos a casa de mi hermano conduzco tranquilo sin miedo a perderme. ¡Ay “inocent”!

- ¿Hacia Fuencarral? Está “chupao”.

Cual taxista autóctono de la comunidad autónoma de la capital dirijo el volante convencido, y sin GPS, hacía Madrid. Por si acaso, aprovecho una parada a 104 km de mi destino, con casi tres horas de camino ya realizadas, para consultar lo que el señor Michelin me recomienda para llegar a la morada de mi querido hermano.

- ¡Uy! Pues no me suena esto que dice el tito Michelines. Bueno, voy a saber yo más que internet. Lo que aquí ponga bien puesto estará.

Se masca la tragedia. Aún así, sigo las indicaciones pertinentes: A2 Zaragoza por la M-30 hasta encontrar R2-Zaragoza blablablá, etc. El caso es que me paso la entrada. Evidentemente me di cuenta medio segundo después de tener tiempo para reaccionar. Con tan mala suerte que hay obras en Madrid (vaya novedad).

- Pues nada, ya daré la vuelta

Y sí, en cuanto pude, di la vuelta. Allá por donde Brian perdió las alpargatas. Doy la vuelta y me dirijo nuevamente hacia la capital de nuestra querida patria. Esta vez por una nacional maravillosa en busca de la M-30 como si me fuera la vida en ello. Llego a la M-30 y tomo la salida que antes había pasado de largo en un descuido. Y llegué en seguida a Fuencarral. Fuencarral barrio o Fuencarral pueblo o lo que sea, porque la calle Fuencarral no era.

- ¡Douh!

En ese instante viene a mi mente la salida O’Donnell y mi desprecio hacia ella porque no era lo que de decía un logo de neumáticos. Miro la guía que tan sabiamente me imprimisteis vosotros.

- Gire a la derecha en la salida de O’Donnell.

- “Nyas coca!”.

Pues nada, di la vuelta completa a la M-30 y me metí en Madrid. Llegué a la primera y sin despeinarme al parking de la última visita a la ciudad que nos ha robado a Dani y a Sergio. Y en leds rojos se leía “completo”.

- ¿Completo? ¡Me cago en tu puta madre!

No fue tan grave. Pero es lo que dije, y digo bien, no lo pensé, lo dije.

A partir de aquí ya es lo de siempre. Me vienen a ayudar con los trastos tomamos unas cañas, comemos como cerdos y a dormir.

El viaje duró dos horas más de lo esperado. Así pude escuchar más de esos fantásticos CDs que me grabasteis.

Nota: La botella de ronmiel sigue viva.