domingo, 11 de abril de 2010

Paseito en coche por la "contornà"

Dia 3. 9 de abril de 2010.

Buenos días. Me levanto a las 7.00h para tener tiempo de pegarme una ducha y coger el coche antes de que empiecen a cobrarme por tener el coche aparcado en la calle. Sí, en Lisboa también se paga por aparcar en la calle. Y sí, también hay gorrillas enseñándote un sitio que tú ya has visto pretendiendo una dotación económica libre de impuestos por ello.

El caso es que me volvía a enfrentar a una carretera desconocida para llegar a una empresa que en googlemaps daba la impresión de estar en medio de la nada. Hablé por teléfono con un chico muy amable y “apañao”, que cuando lo pille se le van a quitar las ganas de explicar cómo llegar de un punto a otro en coche.

Sus indicaciones fueron:

1- Salir de Lisboa por la A5.

2- Tomar la salida de Oeiras.

3- Gira 270 grados en la primera rotonda.

4- En la siguiente tomas dirección hacia Porto Salvo.

5- Tomar la salida hacia Porto Salvo.

Indicaciones claras, concisas y precisas.

- ¡Cojonudo!

Lo malo es que con esto no llegas a la empresa (y que te metan por el culo un palo). Seguí exactamente sus indicaciones. ¿Qué conseguí? Pues es más que evidente. Llegué a Porto Salvo. Lamentablemente no me dieron un pin ni nada por llegar a un destino que no era el deseado. Segunda vez que me pasa, acordémonos de Fuencarral.

Mi llegada al pueblo donde me había enviado fue sobre las 9.15h. Hasta las 10.15h pregunté a casi un par de medias docenas de personas (así parecen más) y nadie conocía la empresa. Hice turismo por la zona visitando Oeiras, el ya mencionado Porto Salvo y mi favorito Paço de Arcos. ¡Ay! Bonitas calles y plazas, totalmente vacías y a nadie a quien preguntar.

Entre pueblo y pueblo la distancia aproximada es de…mmm… en kilómetros no sabría decir, pero los de Castellón podemos entendernos de otra manera: unas dos rotondas entre pueblo y pueblo. Vamos que aun no has salido de uno y ya casi te has pasado el siguiente.

A las 10.15h me rendí, paré enfrente de un CONTINENTE (allí lo ponía así y en rojo) y decidí llamar a la empresa.

Primer intento. Comunicando.

Segundo intento. Comunicando.

Tercer intento. Silencio (…) comunicando. (¡caaasi!)

- ¡Joder! Sí que se comunican en esta empresa. ¡Anda! De ahí lo de comunicando.

10 minutos después, el cuarto y definitivo intento.

(A partir de aquí la conversación fue en inglés y por lo tanto está escrito en inglés, pero es inglés escrito subtitulado. Me sobra presupuesto).

- ¿Hola? ¿Puedo hablar con Catarina?

- Sí. ¿Quién es?

- Soy Víctor, el estudiante español.

- Un momento.

(Como cansa leer conversaciones largas y complejas en inglés. Y eso que está subtitulado. Tranquilos, volvemos al español).

- Hola Victor.

- Catarina te he dicho mil veces que Víctor se dice con tílde en la i.

- Pero si estamos hablando…

Mmmm. Perdón, vuelvo a la realidad.

- Hola Víctor. ¿Cómo estás?

- Perdido.

- Me lo imaginaba. ¿Dónde estás?

¡Qué maja! Se imaginaba que estaba perdido y ahí tenían el teléfono ocupado dándole a la sinhueso.

- Pues en el continente.

- Eso ya me lo imagino. Especifica un poco más.

- Perdón. Delante del CONTINENTE.

Veis como las mayúsculas son importantes. Perdón, vuelvo a la realidad (again).

- ¡Uuuuff!

- ¿Uf? Estoy muy lejos. (Con más miedo que sorpresa. Fijaos que el “estoy muy lejos” no es una pregunta)

- Sí.

- Voy en coche. (para mis “adentros”: que no sea muy muy muy lejos).

- Aaaah bueno.

Y a partir de aquí, dicho y hecho. Me lo explicó, y antes de que me diera cuenta hallé mi destino.

Llego a la empresa.

-¡Uy! Si tenemos segurata y todo.

Un pastor alemán precioso de cara triste que cuando me vio ir decidido hacia la entrada se fue para dentro como para chivarse de que entraba un desconocido.

Lo primero que se ve al entrar es el taller (bueno, lo primero que vi fue un “typical english man” de cabellos blancos y mofletes sonrojados, con una panza que desvela su pasión por la cerveza) y luego unas escaleras que llevan a dos plantas de oficinas prefabricadas.

Hablé con mi supervisor. Un tío joven, majo e ingeniero industrial.

- ¡Mierda! Éste sabe lo que se supone que yo debería saber.

Quiero decir, que no es que el tenga los conocimientos que yo debería tener (que también), sino que tiene el conocimiento de qué conocimientos yo debería tener. Creo que lo he liado más.

Me trataron muy bien. Me presentaron a todo el mundo. Por supuesto, no recuerdo el nombre de nadie más que de Luisito. Pero de lo que sí me acuerdo es que hay tres españoles.

-¡Toma!

Dos son mujeres Erasmus que viven el Lisboa. ¡Yuju! Ejem. (…) Esto… les comenté que no tenía internet y que necesitaba buscar piso (mira como cambio de tema). Se nota que son gente inteligente porque en seguida ataron cabos y me ofrecieron un ordenador para que buscara ofertas en internet.

- ¿Sí? ¿De verdad? ¡Oh, gracias! ¡Qué buena idea! A mí no se me hubiera pasado por la cabeza nunca (mucho énfasis en este nunca) pediros un ordenador de aquí para buscar piso.

Busqué unos cuantos pisos, envié unos cuantos mails ofreciéndome de huesped y me fui para el hostal.

Al llegar al hostal el cable de red había menguado de 40cm a 0 cm. De manera que no podía ver si alguien se interesaba por mi oferta de compañero de piso español, alto, guapo y esbelto, no fumador, deportista, amigo de sus amigos, galán y respetuoso con las mujeres, extrovertido y correcto, defensor de las ballenas y enemigo de la violencia en cualquiera de sus formas. Vamos un “xicot templat y traballaor” de los de toda la vida. De manera que decidí utilizar el método tradicional, periódico y teléfono.

A las 5.30h, cuando tuve todo lo necesario me senté a tomar un sandwichaco de atún y un zumico y empecé (y acabé, ahora veréis porqué) a llamar a todos los números de los pisos que podían interesarme. Primera llamada.

- Hola.

- Olá. (Los subtitulos de portugués no están instaldos. Perdón por las molestias).

- L l a m o p o r l o d e l a n u n c i o. (Es para transmitir la sensación de hablar lento)

- Não falo espanhol. Do you speak english?

(Subtitulos on)

- Sí. Llamo por lo de la habitación que alquiláis. ¿Está libre para ya?

- Sí. Si quieres puedes verla hoy mismo.

Y nada. Fui a ver el piso y me encuentro a dos personas trabajando como locos delante del ordenador con el Autocad abierto. Arquitectos Sergio, ¡arquitectos! (a lo “¡Alemanas!” de José Luis López Vázquez). Me cayeron bien y decidí quedarme.

Para celebrarlo, cerrando el día y la entrada en el blog, decidí cenar en uno de esos sitios de cerca de la pensión en que estaba que te clavan un poco, pero que está de muerte. Revuelto de bacalao. “Meleta”. Hablando de meleta…

Nota: La botella de ronmiel sigue viva.

Una última cosa. Explicación para llegar de Lisboa a la empresa:

- Se coge la A5 y ¿pa donde pone Taguspark?

- Sí.

- Pues ahí.

¿Es para matarlo o no es para matarlo?

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