miércoles, 21 de abril de 2010

1ª Semana. Un día cualquiera.

- ¡Pipipí pipipí!

En algún momento entre las 7.15 y de 7.45 de la mañana decido levantarme. Me dirijo hacia la cocina. En el trayecto cama-cocina aprovecho para quitarme las legañas con la mano izquierda y rascarme los… bueno, y rascarme con la otra.

Según el día de la semana pueden pasar dos cosas. Puedo tener la ducha ocupada por Ruben (no sé si se escribe así) o puedo cruzarme con Chicasinnombre. A día de hoy ya se su nombre, pero durante la primera semana solo nos hemos dedicado intercambiar un par de “bom dia” y a jugar al escondite.

-¡Coño! Siempre pago yo.

Jugamos cuando llego a casa. Chicasinnombre me espera ansiosa para empezar. En lugar de contar hago ruido con las llaves. Y en lo que tardo en abrir la puerta ella tiene que esconderse. Es una cracka jugando a esto. No hay manera de pillarla.

Es curioso como Ruben se las ingenia para entrar y salir del cuarto de baño sin que yo me cruce con él. Y también es curioso que solo me cruzo con Chicasinnombre los días que Ruben no está en la ducha. ¿No os parece.... misterioso? Haré un estudio a lo Iker Jimenez.

Pues nada, me limpio por fuera y por dentro (si antes no he dicho huevada ahora no puedo decir cagar. Aunque total, ya he dicho coño), pillo la fiambrera con el “papeo” (ahora todo el mundo dice “taper”, cosas), y ¡al TATA-móvil!

Arranca, frena, pita. Pita, arranca, frena. Pita, pita, frena, recoge el periódico gratuito, arranca. Y en media horita estoy en el curro.

En realidad el tráfico es bastante fluido. Además, discrepo enérgicamente sobre la creencia popular de que los portugueses conducen mal. Se conduce peor en Valencia por ejemplo (no se me vaya a enfadar nadie). En Lisboa solo tienes que acostumbrarte a que te pasen los coches cerquita y a pasar tú también cerquita de los otros coches.Y digo cerquita, porque si lejisimos es más lejos que lejos, cerquita será más cerca que cerca, ¿no? Me refiero a que en Lisboa los coches no llevan pegatinas porque se las arrancan de unos a otros al pasarse cerquita.

Y bueno, la verdad es que todos los días hay un accidente en el camino que hago de casa al curro… Igual sí que conducen un poco mal. Pero, en su favor diré que son más civilizados. La gente te deja cambiar de carril para tomar una salida o para incorporarte en la autovía desde un carril de aceleración. Y no se amontonan como en España.

- No sea cosa que se me ponga un coche delante y llegue 2 segundos más tarde a mi destino.

Al llegar al curro. Saludos poliglotas.

- Bom dia. Buenos días.

Y ¡ale!, a practicar inglés. Objetivo: inversores italianos y citas con empresas chinas en la Expo de Shanghái. Teléfono en mano he descubierto dos cosas. Que los italianos no hablan inglés.

- Tuuuut, tuuuuuuuut

- Pronto?

- Buongiorno. Do you speak engl…

- tutututututu…

Y que los chinos entienden perfectamente el inglés, pero no se les entiende un carajo al hablarlo.

- Good afternoon. Do you speak english?

- Yes. Caca culo pedo pis. (Descubre el mensaje oculto. Jejeje)

No sé si me explico.

Por otro lado, voy conociendo a la gente del curro a base de comidas en plan picnic. Si hace bueno comemos en la solecito "tiraos" en la hierba. Me han prometido una cena de empresa en breve.

-¡Yuju! ¡Ole! ¡Fiesta! (y ahora con voz contundente) Que así sea.

A las 18.00h o 19.00h suelo llegar a casa en función de cuanto me entretenga, los compañeros a la salida, el tráfico o la visita al CONTINENTE para comprarme esa cosa tan importante que siempre se me olvida.

En casa comparto alguna cerveza y conversación en “portuñol” o “espagues” y a veces incluso mesa para cenar y cena. Poner alguna lavadora, lavavajillas, esas cosas. Y prontito a dormir que al dia siguiente hay que madrugar.

- Até amanhã.

Nota: La botella de ronmiel sigue viva.

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